Pese a la recesión económica de 2007-2009, y a la creciente escalada de imposiciones inmigratorias y control fronterizo tanto en Estados Unidos como en México a lo largo de la última década, la migración no autorizada desde el Triángulo Norte de Centroamérica (TNCA, i.e., El Salvador, Guatemala y Honduras) ha persistido. A la luz de este panorama histórico y demográfico, ofrecemos un conjunto de recomendaciones básicas de política pública para la gestión de los distintos flujos migratorios, la adquisición de nueva información y el desarrollo de agendas de investigación que contribuyan a comprender mejor los determinantes del fenómeno y a predecir su tendencia.
Las oportunidades educativas (acceso a escolarización de alta calidad) son un aspecto crítico para la movilidad social e integración en Estados Unidos. Este reporte provee un bosquejo de la niñez de linaje centroamericano, enfocado en las oportunidades educativas. Describimos resultados educativos así como algunas condiciones institucionales y circunstancias familiares asociadas con dicha oportunidad y ofrecemos cuatro recomendaciones para mejorar las oportunidades educativas de menores con raíces centroamericanas.
La inmigración de Centroamérica a los Estados Unidos se está incrementando con rapidez. Mucha de esta afluencia no está autorizada. La violencia y la corrupción en Centroamérica está afectando tanto al volumen como al conjunto de los emigrantes actuales, estos son menos educados, con menor probabilidad de hablar inglés. Se enfrentan a un mayor control en las fronteras y en el interior, que los centroamericanos que inmigraban en los años 80 y 90. Ofrecemos recomendaciones de política pública con el objetivo de expandir las maneras para admitir las llegadas de inmigrantes de Centroamérica y, a la vez, regularizar a quienes ya están en los Estados Unidos.
La precariedad es la característica laboral de los migrantes centroamericanos en México. Esto vale tanto para los guatemaltecos con permisos de trabajo temporal que regresan a su país después de una estancia en México, como para los guatemaltecos, salvadoreños y hondureños que residen en territorio mexicano. Este reporte está basado en la Encuesta sobre Migración en la Frontera Sur de México (Emif Sur) 2004 - 2013 y en los Censos de Población y Vivienda de 2000 y 2010.
Infecciones respiratorias y gastrointestinales, deshidratación, así como traumatismos derivados de accidentes, son algunos de los padecimientos más frecuentes de los migrantes centroamericanos irregulares en su tránsito por México, quienes son percibidos como un riesgo para la salud de la sociedad.
La deportación de migrantes centroamericanos en Estados Unidos afecta la salud mental tanto de quienes son repatriados, como de sus familias y comunidades. Aquéllos que son devueltos tras haber vivido largo tiempo en Estados Unidos dejan atrás familiares y amigos, y deben readaptarse a una sociedad con la que han perdido contacto. Los que son detenidos poco tiempo después de cruzar la frontera, en cambio, pueden experimentar sensación de fracaso al no haber cumplido su objetivo de migrar. En ambos casos, al llegar a sus países de origen, los deportados sufren discriminación y rechazo.
Ante el endurecimiento en las políticas migratorias y el consiguiente aumento de violaciones a los derechos de los migrantes —menores de edad muchos de ellos— que carecen de documentos en México y Centroamérica —tanto en origen, tránsito, destino y retorno—, la protección consular debe posicionarse, institucionalizarse y consolidarse como política de Estado. Por fortuna, en la última década los gobiernos centroamericanos —siguiendo el ejemplo de México— han comenzado a situar la protección consular como una política pública prioritaria; sin embargo, se sigue privilegiando el trabajo diplomático sobre el consular.
El Salvador, Guatemala y Honduras, los tres países que conforman el Triángulo Norte Centroamericano (TNCA), se caracterizan por tener regímenes de bienestar excluyentes e informales que promueven la emigración de sus ciudadanos. En este documento se muestran los principales rasgos del gasto social para educación, salud y protección social. Al final se presentan algunas propuestas de política pública orientadas a mejorar los Regímenes de Bienestar de los países del TNCA, para que su población no vea en la migración una solución ante la precariedad, o para que aquellos que retornan a sus países de origen, encuentren un contexto distinto al que cuando decidieron migrar.
El trabajo de los guatemaltecos en Chiapas no ha modificado las condiciones laborales de la mano de obra en este estado mexicano del sur, excepto para el caso de las mujeres, a las cuales la migración procedente de este país centroamericano parece haber beneficiado en términos de remuneración.
Aunque la presencia de migrantes centroamericanos en México todavía es pequeña comparada con la que existe en Estados Unidos, sabemos muy poco sobre los niños y jóvenes centroamericanos —y sus familias— que se establecen en territorio mexicano, ya sea como opción temporal o como lugar de destino.
La migración no es un proceso lineal y progresivo. Los migrantes ajustan estrategias y cambian planes de acuerdo a las barreras y oportunidades que van encontrado durante su camino, en un proceso lleno de matices. Así, un lugar de tránsito puede convertirse en un sitio de destino y una estancia temporal puede volverse permanente. Presentamos el caso de hondureños cuyo plan original era o sigue siendo llegar a Estados Unidos, situados en dos puntos clave de la ruta migratoria: los estados de Chiapas y Veracruz.
La violencia que enfrentan los migrantes centroamericanos que utilizan las planicies del Golfo de México para llegar a Estados Unidos surge de una situación histórica y geográfica peculiar. En esos territorios el Estado mexicano ha visto cómo algunas de sus instituciones de seguridad pública han sido capturadas por el crimen, generando riesgos a la seguridad nacional y la seguridad humana.
Aunque durante décadas el activismo político de la sociedad civil mexicana sobre asuntos migratorios se concentró en la comunidad que radica en Estados Unidos —donde se ubica el 98% de los mexicanos en el extranjero—, la llegada a México de miles de refugiados guatemaltecos en la década de los años ochenta inició, por primera vez en este país, un proceso de apoyo a la población extranjera en tránsito, encabezado principalmente por organizaciones internacionales y religiosas.
El volumen de migrantes centroamericanos en tránsito irregular por México hacia Estados Unidos, provenientes principalmente de Guatemala, Honduras y El Salvador —el denominado Triángulo Norte de Centroamérica (TNCA)— se ha elevado considerablemente en los últimos tres años, hasta llegar a unos 392 mil desplazamientos en 2014, muy cerca de su máximo histórico alcanzado en 2005. El flujo actual casi triplica su promedio anual entre 2008 y 2011, que fluctuaba alrededor de los 135 mil eventos por año.